miércoles, 8 de julio de 2015

  1. Sostén correctamente el arma. El agarre debe ser lo más firme posible para controlar el retroceso que pueda ejercer el arma. Además, sostenla por la culata tan alto como puedas. La mayor parte del peso y las fuerzas ejercidas sobre el arma estarán en la parte superior, así que sostenerla alta te permite controlar mejor esas fuerzas.
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    Coloca tu en la posición del tirador. Tus deben estar separados la misma distancia que los , y el pie opuesto a tu mano dominante, un poco adelantado. Para disparar rápidamente, inclina los hombros ligeramente hacia adelante para mover tu centro de balance en la dirección del movimiento de retroceso del arma. La clave está en equilibrar tu cuerpo y estar en una posición firme para evitar balancearte de un lado al otro o hacia adelante y atrás.
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    Usa ambas manos para estabilizar el arma. Cuando apuntes, tu mano dominante (la que sostiene el arma) debe estar completamente derecha. Dobla el otro hombro y usa la otra mano para más soporte.
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    Enfoca las miras. Las pistolas tienen dos juegos de miras: las delanteras y las traseras. Estas últimas tienen una muesca en el centro. Cuando apuntes, alinea la mira delantera central con el centro de las traseras, manteniendo las partes superiores de ambas miras niveladas. Enfoca con las miras delanteras mientras alineas las traseras. Donde sea que se crucen estas miras es donde caerá la bala.
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    Presiona el gatillo suavemente. La tendencia de muchos tiradores es apretarlo rápida y bruscamente, lo que puede mover y desalinear las miras dando como resultado un tiro poco preciso. Presiona el gatillo completamente y hazlo con un movimiento controlado que no altere la puntería de las miras.


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